viernes, abril 01, 2011
Sólo lo frágil de Paula Ransenberg y Luciana Dulitzky
El íntimo mundo de la soledad, o quien habla sólo espera hablarle a Dios un día
http://www.timbre4.com
Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz
En el espacio de Timbre 4 se presenta el reestreno de un unipersonal3 que produce en su desarrollo una sinfonía de sensaciones desde lo visual, y lo auditivo. Como género el unipersonal exige del actor o de la actriz, una pregnancia que provoqué el deseo de continuidad en el espectador, el ansia por el devenir de una historia que aunque fragmentada ofrezca un recorrido semántico a reconstruir como un puzzle. Este es el caso de, Sólo lo frágil, donde el texto y la imagen forman una simbiosis de encaje perfecto a través de la gestualidad de la actriz, que despliega todas las herramientas que posee, al servicio de una puesta imaginativa. Las tonalidades de la voz, el juego con las miradas, el trabajo con la corporalidad, desde la quietud enferma del primer cuadro hasta el desparpajo del personaje que se atreve a la interlocución con aquél que suponemos tiene por fin todas las respuestas, y en su propia casa. La utilización de los objetos y su funcionalidad abarcan no sólo la identificación sino la construcción, a la vista del espectador, del personaje, como en el caso de la geisha, y ponen en abismo la idea de artificio, concepto último y necesario a la hora del hecho teatral. La actriz y el personaje se funden ante la mirada sorprendida e intensa de un público que espera la sorpresa de aquello que se construye a medida que avanza el relato. La excelente actuación nos obliga a realizar desde la butaca una percepción diferenciada, la del texto que remite a la historia que desea ser contada, y la de la imagen que produce ese devenir que va develando otra narración que debe ser constituida en la interrelación de ambas. La personificación de los objetos, (los frasquitos de enfermería que representan a los soldados o la muñeca que parece tener vida propia) se enfrenta a la cosificación del personaje – persona que cuenta como su vida se ha convertido en algo que no puede controlar, y que termina siendo un objeto de los deseos o las necesidades de los otros; para finalmente poner esa otredad en el destinatario mayor, Dios, que maneja a sus criaturas con hilos invisibles, el gran titiritero que elige quien entra en su reino y quien no. Así, en una lengua que no resulta un muro para entender el significado de las acciones, el último cuadro cierra con un personaje que reúne en su dolor, el de todos, y lo expresa sin tapujos4:
La puesta entonces abre y cierra con figuras masculinas que desde lo terrenal, el militar que está preso en su propio cuerpo y lo divino, Dios que está encerrado entre los muros de una iglesia, distribuyen roles que deben ser cumplidos por aquellos que desconocen hasta su propia voz. Por otra parte, entre la geisha del cuadro anterior y la prostituta que cierra con su alegato a la divinidad, y denuncia la ausencia de un padre protector, que se haga cargo de sus criaturas, se extiende un mundo diferente pero de idénticas finalidades; dar cuenta de la necesidad de atender y escuchar al otro, aliviarlo de la pesada carga de la soledad, sin poder dejar en ninguna parte la propia mochila. Cinco breves historias, cinco actos, cinco personajes disímiles que con ductilidad la actriz les da cuerpo en un espacio escénico muy reducido y con escasos elementos, focalizado por la iluminación en el ángulo izquierdo de la sala. Esta transformación no detiene el ritmo de la obra, en tanto el ritmo propio del texto dramático como el ritmo que introduce el texto espectáculo, al contrario, lo refuerza y le confiere sentido. Tampoco este espacio limitado es claustrofóbico, sino que parece adquirir a lo largo de la obra un “volumen virtual”, y a modo de una espiral se aleja su centro escénico envolviendo al público. Así junto a los otros sistemas significantes –la gestualidad, el vestuario y la música- se organiza sin subordinación un todo homogéneo. Si “detrás de cada historia sólo queda lo frágil” detrás del hecho espectáculo hay una sólida propuesta teatral.
(…) la gente tiene problemas ¿sabes eso? No, tú no sabes nada ni siquiera sé si me estás oyendo en este momento ¿me estás oyendo? La gente tiene problemas y ellos acuden a mí en medio de la noche porque están enfermos y no encuentran un maldito trabajo y se sienten solos. Si, señor sabelotodo, yo me siento sola también y te extraño ¿me extrañas? ¡decí algo¡ los hombres hablan poco, si quieres darte una vuelta y tomar un poco de escocés de la botella conmigo estaré en el lugar de siempre, a la vuelta de la esquina ¡que tengan un buen día¡, (a la virgen), ¡adiós, hermanita¡
La puesta entonces abre y cierra con figuras masculinas que desde lo terrenal, el militar que está preso en su propio cuerpo y lo divino, Dios que está encerrado entre los muros de una iglesia, distribuyen roles que deben ser cumplidos por aquellos que desconocen hasta su propia voz. Por otra parte, entre la geisha del cuadro anterior y la prostituta que cierra con su alegato a la divinidad, y denuncia la ausencia de un padre protector, que se haga cargo de sus criaturas, se extiende un mundo diferente pero de idénticas finalidades; dar cuenta de la necesidad de atender y escuchar al otro, aliviarlo de la pesada carga de la soledad, sin poder dejar en ninguna parte la propia mochila. Cinco breves historias, cinco actos, cinco personajes disímiles que con ductilidad la actriz les da cuerpo en un espacio escénico muy reducido y con escasos elementos, focalizado por la iluminación en el ángulo izquierdo de la sala. Esta transformación no detiene el ritmo de la obra, en tanto el ritmo propio del texto dramático como el ritmo que introduce el texto espectáculo, al contrario, lo refuerza y le confiere sentido. Tampoco este espacio limitado es claustrofóbico, sino que parece adquirir a lo largo de la obra un “volumen virtual”, y a modo de una espiral se aleja su centro escénico envolviendo al público. Así junto a los otros sistemas significantes –la gestualidad, el vestuario y la música- se organiza sin subordinación un todo homogéneo. Si “detrás de cada historia sólo queda lo frágil” detrás del hecho espectáculo hay una sólida propuesta teatral.
Sólo lo frágil de Paula Ransenberg y Luciana Dulitzky. Actuación: Paula Ransenberg. Luces y escenografía: Federico Ransenberg. Diseño sonoro: Emiliano Alvarez. Adaptación técnica de muñeca: Román Lamas. Diseño gráfico: Andrea Carbonatto. Acuarela: Perla Álvarez. Asistencia de dirección: Carolina Fisscher. Dirección: Luciana Dulitzky.
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Moreno, Marcelo Alejandro, 2009. Reseña sobre el texto de Laura Fobbio, El monólogo dramático: interpelación e interpretación. Córdoba/ Argentina: Comunicarte; en la Revista de Estudios Literarios: Especulo de la Universidad Complutense de Madrid.
1 Paula Ransernberg es actriz y docente de teatro formada en la escuela de Alejandra Boero y posteriormente con Verónica Oddó y Juan Carlos Gené. Paralelamente realizó estudios de danza, clown y acrobacia Y TEATRO FÍSICO. En el año 2003 se recibió en el IUNA de profesora Nacional de Teatro. Sus trabajos como actriz en teatro incluyen: "Lisístrata", dirección Claudio Tolcachir, "Yvonne, princesa de Borgoña" y "Vendaval" junto a la compañía "En Zona roja" dirigida por Uriel Guastavino; "Fedra, la pasión desbocada" dir: Alejandro Ullua; "Las hojas más tiernas de los árboles" dir: Marcelo Nacci "Moscú";" Williams y hermanos S.A" dir: J.C.Gené; "Marat, Sade" Dir: Villanueva Cosse TMGSM. "Winter Source". Dir: Steve Cook. Nueva York ."El Dibuk". Dir: Jakobo Kauffman TMGSM. "Un viaje de un largo día hacia la noche". Dir: Villanueva cosse. TMGSM. "Solo lo frágil". Dir: Luciana Dulitzky.
2 La actriz Luciana Dulitzky (El dibuk de Jacobo Kauffman y La verdad fugaz dirigida por Guillermo Hermida, entre otras) hace pie en su primer trabajo en la dirección con gran criterio estético.
3 Unipersonal como diálogo travestido, concepto formulado por Beatriz Trastoy (1998), diálogo encubierto, capaz de poner en situación de comunicación al personaje con el público, otros personajes (presentes o ausentes en escena; “reales” o “virtuales”), estableciendo la autosuficiencia mediante la interpelación e interacción. Ello se produce cuando el monólogo instaura la posibilidad de que el texto proponga más de una figura textual o que el personaje configure otro interlocutor. La funcionalidad escénica, aún desde la virtualidad que se opera desde la lectura, asimismo contribuye a definir la autonomía del monólogo con respecto al diálogo. El monologante está frente al lector /espectador y éste no puede mirar hacia otro lado aunque se incomode, porque el parlamento del personaje lo alcanza, lo incluye y refiere a su mundo.
4 De todas maneras, la producción entrega junto con el programa la traducción al castellano del último tramo de la puesta que se expresa en inglés, para facilitar la comprensión de ese cuadro, que según mi apreciación, cierra la semántica de toda la obra.
2 La actriz Luciana Dulitzky (El dibuk de Jacobo Kauffman y La verdad fugaz dirigida por Guillermo Hermida, entre otras) hace pie en su primer trabajo en la dirección con gran criterio estético.
3 Unipersonal como diálogo travestido, concepto formulado por Beatriz Trastoy (1998), diálogo encubierto, capaz de poner en situación de comunicación al personaje con el público, otros personajes (presentes o ausentes en escena; “reales” o “virtuales”), estableciendo la autosuficiencia mediante la interpelación e interacción. Ello se produce cuando el monólogo instaura la posibilidad de que el texto proponga más de una figura textual o que el personaje configure otro interlocutor. La funcionalidad escénica, aún desde la virtualidad que se opera desde la lectura, asimismo contribuye a definir la autonomía del monólogo con respecto al diálogo. El monologante está frente al lector /espectador y éste no puede mirar hacia otro lado aunque se incomode, porque el parlamento del personaje lo alcanza, lo incluye y refiere a su mundo.
4 De todas maneras, la producción entrega junto con el programa la traducción al castellano del último tramo de la puesta que se expresa en inglés, para facilitar la comprensión de ese cuadro, que según mi apreciación, cierra la semántica de toda la obra.
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